martes, 10 de agosto de 2010

Un cuento casi sufí

Recogí a un vagabundo en la carretera. Me arrepentí enseguida. Olía mal. Sus harapos ensuciaron la tapicería de mi coche. Pero Dios premió mi acto de caridad y convirtió al vagabundo en una bella princesa. Ella y yo pasamos la noche en un motel. Al amanecer, me desperté en brazos del maloliente vagabundo. Y comprendí que Dios nos premia con los sueños y nos castiga con la realidad.

>>Gonzalo Suarez<<


Marina Tsvatáieva

A Alia

mi hija

Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,

perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.

Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,

y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata

en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,

Por la desgracia alzados, en el año terrible;
tú eras pequeña y yo era joven.

viernes, 6 de agosto de 2010

en FIn...

En fin, una señora gritoneaba, otra correspondía, dos niños se miraban, el, de azul, ella, de rosa con moñitos desajustados y el cabello enredado bruscamente y apuntando a todos lados, las palomas bailaban por la calle al mero estilo de thriller, una plaza los esperaba, dos algodones, rosa y azul, daban éxtasis a dos adolescentes, un bolero era un cómico sin manager, los arboles con la mirada fija y de buenos ojos, las bicicletas crecían, los elotes se tostaban, los lunares guiñaban a los ojos, pero...
EN FIN, dos señoras se gritaban, dos niños, sabios, naufragaban en la plaza, viendo a las palomas bailar al mero estilo de thriller.

Un día en la vida de Gonzalo Suárez

El otro día me cito una mujer en su casa. Abrí la puerta y abrió las piernas. Fue una bonita manera de decirme "hola". Pero fingí no advertirlo. Me asomé a la ventana. Había un hombre vestido de luto en la acera. Era el hombre más oscuro que había visto en mi vida a la luz del sol. No presagiaba, por supuesto, nada bueno.
- ¿Lo conoces? -le pregunté.
- No -me mintió. Y sonrió. Tenía tres cosas irresistibles. La voz, los labios y la mirada miope tras los cristales de las gafas. Pero también me gustaba lo demás. Y cuando, al fin, la tomé en mis brazos, el hombre oscuro irrumpió en la habitación y me mató a balazos. Al parecer, ella siempre lo hacía así. Era una manera como otra cualquiera de proporcionarle la mayor intensidad al orgasmo y sin verse involucrada en compromisos sentimentales después.

G. S.

martes, 3 de agosto de 2010

Dialogos de asterisco y guion * -

* ¿Ya amaneció?
- depende
* ¿de que?
- de si tienes los ojos abiertos y veas algo
* ah... y si no?
- entonces duermete y sigue soñando
* y, osea, ¿si ya amaneció y no veo nada con los ojos abiertos?
- estarías ciego
* pero tu me podrías decir si ya amaneció, ¿no es así?
- depende
* ¿de que?
- de si yo no estoy ciego también
* ¿y como vamos a saber?
- escuchando...