Esta es la historia de un hombre que dio luz verde a sus preciosos engaños, creía que alguien le esperaba y por eso trabajaba como un fenómeno, maravilloso, creía que tenia sentido para el lo que hacia, porque imaginaba que alguien le dedicaría unas horas de miradas en un rincón del día.
Este era un hombre que tenia cosas pero que se le estaban oxidando, todo por tener la cabeza en tantos lados y para todo, digamos un hombre que tenia un cinturón enorme que apretaba poco, este hombre tenia momentos de esos en los que se llegaba a sentir con sentido de verdad, miraba sus días pasados como hace tanto no lo hacia y aprendía a vivir de nuevo, se gustaba tal cual, deducía, y cambiaba las equivocaciones que dejaba en los recuerdos, para el era tan fácil editar la escena, eso le daba algo de confort, pero sabia que nada como la realidad a veces, cuando te salen las cosas si no como las querías, muy bien para ser sorpresa.
Esta es la historia de un hombre de dio luz roja a su relato, pues también creía de veras que alguien lo leería...
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mui bueno meni meni :)
ResponderEliminaratte:pam
FALLIDO
ResponderEliminarUna vez hubo un hombre que escribía acerca de todas las cosas; nada en el universo escapó a su terrible pluma, ni los rumbos de la rosa náutica y la vocación de los jóvenes, ni las edades del hombre y las estaciones del año, ni las manchas del sol y el valor de las irreverencias en la crítica literaria.
Su vida giró alrededor de este pensamiento: "Cuando muera se dirá que fui un genio, que pude escribir sobre todas las cosas. Se me citará -como a Goethe mismo- a propósito de todos los asuntos."
Sin embargo, en sus funerales -que no fueron por cierto un brillante éxito social- nadie le comparó con Goethe. Hay además en su epitafio dos faltas de ortografía.
Julio Torri