No siento el pesar de los malos azares cuando veo un porque detrás de todo hecho y situación, que si el azar, que si las causas, que todo obedece a actos causando efectos con malas o buenas noticias, cuando no es previsible el tamaño de la herida me es difícil llamarle causalidad, cuando es un golpe de suerte que amorata mi rostro en forma de sonrisa, me es complicado llamarle casualidad, azar, pero no fortuna, me gusta la palabra fortuna, me invita a sensaciones de fresca adrenalina, de fervorosa incertidumbre, de euforia tatuando los nervios, me gusta la palabra fortuna porque me sabe a suerte y la suerte es fortuna y redundar así es envolverse en un circulo de impulsos ciegos y febriles, me gusta pensar que puedo causar, aunque consiente de mi condición diminuta ante gigantes astros que peinan mi cabeza, me siento infinitamente agradecido al sentir un azar favoreciendo mis recuerdos futuros, tornando mis manos frías de emoción, dándome el mejor aprendizaje de todas ciencias, mundos, tiempos y tal vez dimensiones... la infinita Gratitud.
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... o la plenitud eterna (:
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