lunes, 29 de junio de 2009

algo solo algo de Jose Emilio Pacheco...

(por Carlos Monsivais, con motivo de los 70 años del poeta JEP)

"Mientras me afeito y escucho un concierto de cámara me niego a recordar que tanta belleza sobrenatural, la música vuelta espuma del aire, no sería posible sin los árboles destruidos (los instrumentos musicales), el marfil de los elefantes (el teclado del piano), las tripas de los gatos (las cuerdas).Del mismo modo, no importan las esencias vegetales, las sustancias químicas ni los perfumes añadidos, la materia prima del jabón impoluto es la grasa de los mataderos. Lo más bello y lo más pulcro no existirían si no estuvieran basados en lo más sucio y en lo más horrible. Así es y será siempre por desgracia."

Nubes

En un mundo erizado de prisiones

Sólo las nubes arden siempre libres

No tienen amo, no obedecen órdenes,

Inventan formas, las asumen todas.

Nadie sabe si vuelan o navegan,

Si ante su luz el aire es mar o llama.

Tejidas de alas son flores del agua,

Arrecifes de instantes, red de espuma.

Islas de niebla, flotan, se deslíen

Y nos dejan hundidos en la Tierra.

Como son inmortales nunca oponen

Fuerza o fijeza al vendaval del tiempo.

Las nubes duran porque se deshacen.

Su materia es la ausencia y dan la vida.



“Nubes” es notable en varios sentidos, convierte un elemento del paisaje de siempre en un cielo autónomo, identifica a las nubes con la libertad y la potencia que no conocerán los mortales, hace del recorrido por el aire una empresa que sólo atisba por instantes la mirada, ese testigo tan hecho de fragmentos. Las nubes son un descubrimiento de un poeta que crea mundos alternos o, las más de las veces, relatos donde el paisaje interior está hecho de constancias dolorosas y de alegrías secretas. A todo esto lo anima una certeza bíblica: en el principio era el Verbo y el Verbo era Dios y el Verbo era con Dios, sin teología o creencias religiosas adjuntas, pero sí con la fe en los poderes de la palabra que identifica micro-relato y poema, constancia del fin y melancolía que sustituye a la escenificación del dolor. Y en todo momento la decisión de fabular:

Avidez

“Esta frágil belleza no durará”,
Dice la tierra seca a la gota de agua.
Fracaso
Miseria,
Incurable miseria de la poesía:
Intentar un poema que describa
A qué sabe el sabor del agua.



Fábula, apólogo, parábola. Ocasionalmente, un relato más largo con la circularidad tan apreciada por Pacheco, la del “Como me ves te verás”. En el poema “El señor Morón y La Niña de Plata, o una imagen del deseo”, el galán fallido, Morón, oculto en el otoño de su descontento, es el objeto de la burla de los adolescentes que no entienden cómo se puede invadir el territorio sagrado: “Este mundo es el nuestro. En él no entra nadie/ Que no tenga veinte años como nosotros”. En el quinto acto de este cuento, Morón, previsor y profético, le envía un mensaje al relator al que supone el gozador afortunado de la Niña de Plata:

Goza de tu victoria porque un día
Tú serás como yo el intruso,
El viejo asqueroso,
El señor Morón
Que va en pos de un deseo imposible,
Huele a colonia Sanborns
Y lleva un ramo de rosas.
“Ya te acicalarás noche tras noche
Para ocupar tu asiento en primera fila”


Odio
Para ser Dios a la palabra Odio le falta una letra y le sobra otra.
No obstante, ejerce la potestad absoluta sobre nosotros.
Hay declaraciones contra todo excepto contra el odio.
En los edificios vemos letreros: No entre, no pase, no se detenga, no pregunte, no hable.
Jamás he visto ninguna que ordene: No odie.El odio como el aire lo llena todo.
Su expansión satura de rabia al mundo.
Inventamos artefactos que le dan rienda suelta y lo multiplican en infinitas series de venganzas.

O-d-i-o. La d son las fauces que devoran al planeta.
La i, la espada y la flecha que nos aniquilan.
La primera o es un cero a la izquierda: la inutilidad de querer derrotarlo.
La segunda o es otro cero y esta vez simboliza la mutua aniquilación a la que el odio nos condena.

((El amor no está presente en La edad de las tinieblas, no tendría lugar en la ronda de aproximaciones al reality-show o a los elementos terrestres. José Emilio Pacheco en estos dos libros (Como la lluvia y La edad de las tinieblas (ediciones Era)) nos da la oportunidad de intervenir admirativamente en su despliegue de maestría, de inteligencia poética y de pesimismo que en el transcurso de los textos deja de ser ideología para transformarse, con o sin moralejas, sólo en literatura.Felicidades, José Emilio Pacheco.))

2 comentarios:

  1. Amigoooo :D
    Como ya te lo he expresado con anterioridad a Monsiváis lo conozco poco y mal, y aun así, le traigo ganas, se me hace muy interesante ese señor, mas por los pequeños artículos que a veces me mandas.. te lo juro que a partir de lo que escribio de mis queridas putas.. traigo un nudo en la garganta inmenso que no se me va a quitar hasta que este en la comodidad de mi hogar o bueno no importa el lugar, pero leyendo Dias de Guardar por lo menos..
    Besos.
    Espero verte mañana en el curso que tal vez no entremos jajaja =)

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  2. El equilibrio, gracias a las olas altas, tenemos olas pequeñas.

    que mas puedo yo decir, aún cuando no todo esta dicho.

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